Una mejor calidad de vida después de ser madre es posible

El urólogo Pedro Torrecillas es pionero en la incorporación de novedosas técnicas para la incontinencia urinaria y la “hipertrofia vaginal”

Pedro Torrecillas, que lleva más de cuarenta años ejerciendo como urólogo –tanto en la sanidad pública como en la privada–, se ha ganado un prestigioso hueco en la profesión por ser pionero en la incorporación de avances para sus pacientes, mujeres a las que ofrece una mejor calidad de vida después de ser madres o tras la llegada de la menopausia.

Y es que, solo en Andalucía, hay más de 500.000 mujeres afectadas por alguna dolencia relacionada con su salud íntima, según datos facilitados por el centro Salud Íntima de la Mujer. La incontinencia urinaria es una de las patologías más frecuentes y, sin embargo, unas de las más abandonadas por los expertos hasta hace solo unos años.

“Todavía hay muchos urólogos, ginecólogos y médicos de cabecera que no dan una solución a las mujeres que van a sus consultas con pérdidas de orina. Les dicen que es normal después del parto o cuando cumplen una cierta edad y que no pueden hacer nada”, lamenta. Añade que no fue hasta 2002 cuando la Sociedad Internacional de Continencia hizo una homologación de los tipos de incontinencias que había y “se empezó a tomar mucho más en serio el tema”.

Frente a las mallas quirúrgicas que se empleaban para sostener el cuello de la vejiga y así evitar pérdidas –que, explica, se prohibieron hace tres años porque estaban provocando problemas en las mujeres; gravísimos en algunos casos, apunta–, defiende otras técnicas. El láser Erbio, que se aplica aproximadamente cada tres semanas, regenera la mucosa vaginal y uretral de la mujer. Si bien, este método solo soluciona el problema en los casos intermedios o leves, detalla el doctor. Por ello, defiende otros procedimientos como la radiofrecuencia y la estimulación funcional magnética.

El segundo sistema (el más novedoso) emplea una silla con dos imanes -uno en el suelo pélvico y otro en la zona lumbar y sacra de la columna- que producen contracciones muy intensas, entre 13.000 y 15.000 en media hora, asegura. “Lo que las mujeres venían haciendo con los ejercicios de Kegel se superan estando en una silla vestida, sin hacer nada especial”, expone Torrecillas.

Sin embargo, la incontinencia no es el único diagnóstico que presentan normalmente las mujeres. El síndrome genitourinario de la menopausia –conocido coloquialmente como “hipertrofia vaginal”– es otro de los más habituales. Y es que “la mujer también se da cuenta de que sus genitales a partir de cierta edad no son iguales”, lo que, además de que en ocasiones les desagrada estéticamente, también acarrea problemas funcionales, ya que puede provocar manchas si no se orina en una posición cómoda. Además, Torrecillas manifiesta que el papel de la mujer de hace cuarenta años ha cambiado, por lo que “demanda una vida sexual sana y natural porque le aporta muchísimos beneficios tanto físicos, psicológicos como emocionales”.

Otro de los problemas que afecta al cuerpo femenino es el Liquen Escleroso, un trastorno degenerativo y crónico que tiene afectación sobre la piel del área genital y anal de las mujeres. Con el paso del tiempo puede tener consecuencias graves para el clítoris, puede incluso desarrollar cáncer de vulva. Se trata de una enfermedad que también afecta a los hombres y que hace muy doloroso tanto mantener relaciones sexuales como el propio acto de orinar.

Así lo confirma Torrecillas, quien revela que la clínica que dirige: Salud Íntima de la Mujer -ubicada en el número 4 de calle Linaje y compuesto por expertos en ginecología, entre otras especialidades– está llevando a cabo un estudio en colaboración con la Universidad de Granada consistente en radiofrecuencia INDIBA y radiofrecuencia con melatonina en inyectable. “Esto ayuda a que las mujeres que tienen este diagnóstico tengan una calidad de vida infinítamente mejor”, asegura, al tiempo que señala que “los resultados son francamente impresionantes”.

Preguntado por la pandemia, el doctor expresa que “sanitariamente ha habido una repercusión tremenda en la salud física y mental de los profesionales, ya que la mayoría ha trabajado por encima de sus posibilidades”, y considera que “estos no han sido gratamente agradecidos por las administraciones”.

Asimismo, recuerda a los pacientes que “no han podido ser atendidos presencialmente”, cuyas patologías se han agravado. “El efecto que ha provocado esto en muchos pacientes ha sido terrorífico”, lamenta al tiempo que recuerda el caso de la periodista y fotógrafa vizcaína Olatz Vázquez que falleció el pasado septiembre a los 27 años a causa de un cáncer gástrico que derivó en metástasis abdominal a consecuencia de un diagnóstico tardío.

 

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